Últimamente he estado conduciendo aplicaciones de movilidad para pasajeros. Muchas cosas interesantes se escuchan a menudo, y aunque uno intente dar privacidad, dentro de un automóvil, hay cosas que son imposibles no oír.
Quiero compartir una historia con la que pude reflexionar y que es bastante común; dos jóvenes se suben al asiento trasero, conversando sobre su vida, y ella le cuenta a su amigo que está conociendo a un joven, y que se encuentra muy entusiasmada con la situación. Le comentaba que el joven le hablaba cada vez más seguido, y que ella no estaba segura de si él tenía interés amoroso, pero que le causaba, sin querer, mucha ansiedad y expectativa. Su amigo la escuchaba atentamente y preguntaba más detalles. Finalmente, termina dándole un consejo para animarla y darle esperanzas, "yo creo amiga que debes pensar en que a él le gustas y todo va a ir bien. Si piensas así, si le gustas, habrás tenido razón, y no estarás ansiosa pasándolo mal, pensando en que no te va a corresponder. Así con mente positiva, se sufre menos".
En primera instancia, me pareció un buen consejo, pero inmediatamente se me vino la pregunta de qué pasaría si no sucediera así... La muchacha se llevaría ciertamente una desilusión. Por otra parte, si pensaba que el muchacho no tenía interés amoroso sería una pena para ella en el momento, una pequeña desilusión, que le ahorraría un dolor mayor en ese futuro, pero eso tampoco era seguro.
He escuchado innumerables veces que el futuro no existe, que debemos vivir el presente. Que el pasado ya no existe, que debemos vivir en el ahora. Pero realmente, ¿cómo se logra esto si como seres humanos buscamos ser felices, evitar sufrimientos, y tenemos discernimientos y razonamientos constantes en la vida para tomar decisiones que puedan impactar ese objetivo?
La muchacha sentía ansiedad por no tener claridad en la situación, y ¡cuántas veces eso nos sucede en la vida! Enfrentamos situaciones donde vemos diferentes escenarios y tratamos de navegar en ellas tomando las mejores decisiones, pero ¿quién sabe realmente lo que va a suceder? En mi caso, por más que intente ver todas las alternativas que pueden darse en el futuro, es tan improbable que las cosas sucedan exactamente como pienso o espero, como ganarme un premio de lotería.
Siempre la vida nos sorprende con resultados que no son exactamente los que esperábamos, y pese a eso, seguimos esforzándonos en adivinar el futuro. En ese proceso miles de pensamientos van surgiendo, causando ansiedad, angustia y estrés.
Finalmente, las expectativas son naturales en el ser humano, pero nos traen sufrimiento. La intensidad de ese sufrimiento es bien diferente en cada ser humano, pero muchas veces sufrimos o celebramos por adelantado, sin que aún suceda nada, solo en nuestra cabeza. Y finalmente lo que pasa es que esa cantidad de pensamientos, más que aportar, nos detienen y cansan, en lugar de actuar en pro de lo que deseamos.
En el caso de la muchacha, no había mucho que hacer más que disfrutar el proceso de conocer a alguien, sin expectativas, pero esto es difícil para casi todo el mundo. Por eso se habla de "soltar la situación", "fluir con la vida", "no esperar nada". Esto realmente ha sido tremendamente difícil para mí, y hasta imposible en una época de mi vida, por más que me esforzara y buscara en tantos lados, la manera de aprender a soltar. Dependiendo de lo compleja que era la situación para mí, era la dificultad que encontraba en mi propia mente para "soltar" y no atraparme en pensamientos desordenados que me causaba una sensación de navegar en plena alta mar en un botecito sin velas.
Así fue que conocí el método de meditación que hoy practico, dónde se ha dado gradualmente y de manera natural, una sensación de libertad sobre mi propia mente, sobre lo que sucederá en el futuro. En lugar de ahogarme en un millón de pensamientos agobiantes, uso esa energía para actuar hoy y vivir más el presente. He ido "soltando" mi pasado y todas las experiencias vividas para que esa historia no gobierne mis decisiones hoy, que finalmente son parte de lo que definirá el futuro. Con esta meditación he ido aprendiendo a vivir naturalmente el ahora, sin esperar, agradeciendo las condiciones que, aunque a veces parecen adversas, luego puedo comprender que realmente "todo pasa por algo y para algo”, aceptando que por más que me esfuerce, ese futuro no es predecible en su totalidad.
Hoy si miro hacia atrás, desde que comencé a meditar, mi nivel de estrés, angustia y miedo al futuro ha disminuido increíblemente, y aunque aún sigo trabajando en estas cosas, cada vez que sucede algo que me conflictúa, puedo actuar más que pensar, y sufrir menos. Y es algo que me produce un agradecimiento tremendo, porque fueron casi 40 años de ir en una montaña rusa de emociones y sensaciones que claramente afectaron mi salud mental y física y también a mi entorno, y que en solo 4 años se ha producido en mí un cambio real que va creciendo más con la práctica constante y paciente de este método.
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