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¿Por qué vivimos en un túnel mental?

Vivimos atrapados en un mundo que no es el real. Aunque creemos que vemos con claridad, lo que realmente experimentamos es una proyección mental construida a partir de recuerdos, imágenes y experiencias del pasado. Desde que nacemos, nuestro cuerpo va tomando fotos por medio de los cinco sentidos, y esas imágenes se acumulan y se mezclan con las memorias de nuestros antepasados, que ya están dentro de nosotros. Esta acumulación es lo que forma nuestra identidad, nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Sin darnos cuenta, dejamos de vivir en el presente y comenzamos a habitar un túnel hecho de imágenes mentales.

Las imágenes de la vida vivida recrean los pensamientos del momento presente
Las imágenes de la vida vivida recrean los pensamientos del momento presente

Este túnel mental se convirtió en nuestra casa falsa. Todo lo que creemos ser —nuestra personalidad, nuestras opiniones, nuestros miedos y deseos— está formado por imágenes que no son nosotros. El problema es que estas imágenes están tan superpuestas a la realidad, que ya no distinguimos una de otra. Vivimos en una película interna, interpretando la vida desde el pasado, reaccionando desde el recuerdo, y creyendo que eso es vivir. Pero no lo es. Es solo una repetición constante, un eco mental.



La buena noticia es que este túnel tiene salida. Aunque no es visible con los ojos del cuerpo, sí puede encontrarse desde lo profundo del ser. Existe una mente verdadera, limpia y eterna, que sigue intacta más allá de todas las imágenes. Esa mente no se construyó: ya estaba ahí antes de que nacieran los pensamientos. Solo que quedó oculta bajo capas y capas de imágenes que fuimos acumulando sin darnos cuenta. El camino de vuelta a ella no se encuentra sumando más ideas ni más conocimientos. Todo lo contrario: es un camino de resta.



Salida mental
Salida mental

Por eso, la meditación es el único camino real. No es una técnica ni una moda; es la manera más directa de vaciar la mente falsa. Meditar es observar las imágenes sin juzgarlas, sin alimentarlas, hasta que empiezan a soltarse solas. Con paciencia y constancia, ese túnel mental comienza a despejarse, y al final, aparece algo increíble: un espacio infinito, claro, silencioso. Esa es tu mente verdadera. Esa es la libertad real. Y está dentro de ti.


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